jueves, 28 de mayo de 2015

¿QUIÉN NO CREE EN LOS AMORES PLATÓNICOS?

Que incongruencia. Me hallo en un lugar, del sur de España a 40ºC, sin poder salir a la calle sin que el calor me azote como si se tratase de un contrincante en un ring de boxeo, escuchando música y escribiendo. Una música que me conmueve, transportándome a un lugar frío, un lago en mitad de dos impresionantes fiordos por los que descienden siete cascadas, las llaman "Los siete hermanos".

Si me dijeran en este momento que tengo un avión preparado en la azotea de mi edificio para viajar allí, no lo pensaría dos veces. ¿Quién me puede teletransportar en medio de esta ola de sofocante calor y desgana? ¿Quién puede hacer que me sienta cerca de aquel lago, junto a un enorme barco, responsable de que haya llegado allí, en medio de la nada? 

Él.

Siempre creí en los amores platónicos. Siempre fueron los que me hicieron sentir más. No me refiero a idealizar a una persona hasta el punto de enamorarte. Me refiero a la conexión. La conexión con alguien que no conoces pero te gustaría hacerlo porque es posible que tengáis más cosas en común que una simple hora de ocio a la semana dónde uno dispone y el otro acata.   

Las miradas siempre fueron mi conexión favorita. Y la segunda la música. Son dos cosas que pueden hacer sentir tanto... 

La primera vez que coincidimos sonaba "Seré sin que sepas de mi", una maravilla de canción del gran Manolo García. Me traía muchos recuerdos, buenos y malos. Corazones rotos en noches de verano consecuencia de amores reales...Puede ser que esa sea la razón por la que a día de hoy me decanto por los amores platónicos. Pero mi percepción de la canción cambió cuando la escuché allí, contigo. Y la segunda vez, no se si fue casualidad o no, sonaba un grupo no muy conocido cuya música solo aprecian los verdaderos amantes de las melodías secretas: "The secret Garden". 

¿Y tu? ¿Cómo tú, una persona que ni siquiera conozco, con la que no he hablado, con la que sólo intercambio tímidas miradas y un gusto similar por la música puede hacer sentir tanto a alguien? Esa es la magia de la música y de las miradas. Pueden decir cosas que no te atreverías a decir con palabras. Esos momentos en los que un físico pasa a ser tan intrascendente, que sonrío para mi misma y digo: conectamos con más gente de la que nos creemos. Por una cosa o por otra, los desconocidos a veces son a los que más conocemos, y los que no pueden hacernos daño al encontrarse al otro lado de la barrera. 


Iría a preguntarte algo insignificante alguna vez, pero ¿para qué? Quizás solo deberíamos seguir comunicándonos como hasta ahora. Arriesgar en conversaciones con desconocidos nunca ha sido mi fuerte. Pero quizás por ti merezca la pena. 

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